lunes, 7 de diciembre de 2015

INCENDIO DEL RETABLO MAYOR DE LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE CONSOLACIÓN DE AZUAGA EN 1888


 

        Nos referimos a una extraordinaria obra de arte de finales del XVI, en cuyo diseño y fabricación intervinieron artífices sevillanos y extremeños tan importantes como Juan de Oviedo, Juan Bautista Vázquez el Joven, Andrés Ocampos, Cristóbal Gutiérrez, Luis Hernández, Blas Martín, Vicente Perea… Su complejidad y elevado costo a cargo de las arcas concejiles, prolongaron su conclusión hasta 1615, según narra RAMÓN HERNÁNDEZ NIEVES (“El desaparecido retablo mayor de Nuestra Señora de Consolación de Azuaga”), cuyas primeras páginas fotografiamos a continuación:
 


     Pues bien, esta extraordinaria obra de arte fue pasto de las llamas en un incendio acaecido el 7 de agosto de 1888, triste suceso del que no hemos podido recoger información en las actas capitulares, silenciando el cabildo concejil cualquier referencia sobre el hecho. No obstante, en la prensa de la época sí hemos encontrado referencia al respecto, especialmente en aquella que se definía como anticlerical y republicana, como Las Dominicales del Libre Pensamiento, semanario muy arraigado en la Azuaga de la época, y en El Motín, semanario satírico y anticlerical por excelencia.

        En efecto, en el semanario Las Dominicales del Librepensamiento, edición del 20 de septiembre de 1888,  su corresponsal en Azuaga, Rafael Romero Naranjo, en carta dirigida a Ramón Chiés, uno de sus fundadores, narraba así los hechos:

EL FUEGO QUE PUEDE MÁS QUE LOS SANTOS

Azuaga, 7 de septiembre de 1888

Sr. Ramón Chiés:

Muy señor mío: Le escribo ésta con el objeto de poner en conocimiento de usted una noticia oportuna.

El día 7 de Agosto del año actual se incendió, a las nueve de la noche la iglesia de esta villa de una manera tan inesperada y con tal vigor, que causaba terror el ver el santo templo arder y en medio de aquellas terribles llamas los santos y santas. Ardía nuestro Padre Jesús Nazareno y otros de su familia que le acompañaban

Conmovidos los pobres de espíritu que se hallaban en la multitud, se arrojan al fuego para cortarlo, mientras los de la sotana clamaban a Dios llenos de santa fe, sin acertar a saber cómo consentía semejante catástrofe en su casa, y sin otro remedio se consolaban pensando que sería voluntad de la Divina Providencia.

Sin embargo, los pobres de espíritu con la  ayuda de Dios, cortaron el fuego, pero sin haber podido salvar Nuestro Padre Jesús, a San Juan Evangelista  y a la Virgen Magdalena, otra que no era Magdalena, ni a unos pocos de ángeles que se hallaban entre ello.

Todos perecieron entre aquellas terribles llamas, quedando reducidos a santas y frías cenizas. La causa de arder los santos y el haberse incendiado el retablo en qué estaban colocados.

Unas cortinas que, se hallaban, próximas al fuego no ardieron, porque estaban algo reservadas por unas columnas de madera del mismo retablo, que hasta entonces no se habían quemado por completo. Afirman los beatos que es milagro; yo les he contestado que si arrimo un tizón a las telas, no las salva ni el que hizo el Mundo de la nada.

Queda de usted su atento y seguro servidor, que lo felicita,

Rafael Romero Naranjo.

El semanario Las Dominicales del Libre Pensamiento, de tanto arraigo y seguimiento en la Azuaga librepensadora de la época, comenzó a publicarse en Madrid, en 1883, siendo Ramón Chíes y Fernando Lozano Montes (Demófilo) sus fundadores. Por lo que hemos podido detectar, tuvo una buena acogida entre la mayor parte de la industriosa y proletaria vecindad de Azuaga de las últimas décadas del XIX y primera del XX, pueblo que el semanario presentaba como ejemplar baluarte del librepensamiento de la región.
De tendencia claramente republicana, radical, anticlerical, anticaciquil, anticapitalista y librepensadora, sufrió numerosas denuncias y secuestros en su corta historia, logrando sobrevivir hasta el 15 de julio de 1900, fecha de edición del último ejemplar de su primera etapa, donde se explicaban las razones por las que dejaba de publicarse: los reiterados secuestros sufridos por parte de la autoridad, amén de los numerosos pleitos en los que el semanario y sus redactores se veían envuelto. No obstante, unos meses después, impulsado por Fernando Lozano (Demófilo), en febrero de 1901 resurgió, ahora bajo el rótulo Las Dominicales. Semanario librepensador.

Desde el primer número, la cabecera del semanario aparecía custodiada por una sucesión de máximas que reflejan el popurrí ideológico que animaba a sus anticlericales, masones y republicanos redactores:
-      «No mates, no hurtes, no mientas, no prevariques, honra a tus padres; en suma, cumple la ley de Dios, amándole y sirviéndole.» Moisés.
-      «La fuente de la vida es la ciencia. En caso de duda, el juez supremo es la conciencia.» Manú.
-      «Conócete a ti mismo.» Sócrates.
-      «Trabaja para extirpar el mal. Embellece la tierra cubriéndola de vegetales y animales útiles.» Zoroastro.
-      «Todos los humanos son iguales. No hay otra diferencia entre ellos que las virtudes que poseen.» Buda.
-      «Amaos los unos a los otros. Sed perfectos como nuestro Padre que está en los cielos.» Jesús.
-      «La piedad no consiste en volver el rostro hacia Levante o al Poniente. Piadoso es el que socorre a los huérfanos, a los pobres, rescata los cautivos, observa la oración, da limosna, es paciente en la adversidad. El que es justo y teme a Dios clemente y misericordioso.» Mahoma.
-      «El paisano que labra, la mujer que arregla su casa, el magistrado que desempeña sus funciones, el obrero que trabaja, hacen una obra tan santa como el monje que ora y ayuna.» Lutero.
-      «Desde la India hasta la Francia el sol no ve más que una familia inmensa que debía regirse por las leyes del amor. Mortales, todos sois hermanos.» Voltaire.
-      «Haz el bien por el bien. No emplees jamás la humanidad como un simple medio... Respétala como un fin.» Kant.
-      «El hombre debe realizar bajo Dios la armonía de la Naturaleza y el Espíritu en forma de voluntad racional y por el puro bien.» Krause.
-      «Que la Verdad ostente todos sus esplendores en la tierra; que se desplomen los templos y caigan hechos polvo los tronos, y se sotierren bajo el fango los adoradores del vellocino de oro si se interponen en su camino. ¡Paso; paso a la Verdad divina!». El Espíritu del siglo.

Como ya adelantamos, Las Dominicales tenía en Azuaga un gran seguimiento, donde disponía de corresponsal propio, que informaba al resto de España de los principales acontecimiento de esta minera e industriosa zona de Azuaga. Así, en la edición correspondiente al 7 de junio de 1907, no se ahorran elogios algunos para destacar la fuerte implantación del librepensamiento entre los naturales de Azuaga, destacando la apostasía religiosa de una buena parte de sus vecinos:
En honor de Azuaga
Azuaga, sin duda es el pueblo que más actos civiles de todas clases ha efectuado, a excepción de San Vicente de Alcántara.
En Azuaga se verificó el entierro de un ingeniero de minas, francés, cuyo entierro fue protestante, asistiendo dos pastores de esta religión, simpatizando con dicho acto, no tan sólo la mayoría del vecindario, sino también las propias autoridades que asistieron a él.
En Azuaga tuvo lugar el 17 de Febrero pasado el entierro civil del que fue corresponsal de LAS DOMINICALES, El Motín y La Conciencia Libre, concejal del 73 y miembro varias veces de la Junta Municipal Republicana, D. Pedro Molina Sánchez.
A Azuaga le cupo la honra de haber Iniciado y contribuido a la dotación de una imprenta propia, al semanario La Conciencia Libre.
En Azuaga, a principios de Febrero pasado, varios librepensadores, y entre ellos la esposa del ya difunto D. Pedro Molina Sánchez, remitieron un certificado al señor juez de esta localidad, declarando separarse totalmente de las pragmáticas de la religión católica y acogiéndose en un todo a las leyes civiles.
En Azuaga, bastantes librepensadores tienen en el Centro Republicano un libro talonario al estilo del que hay en San Vicente de Alcántara, en el cual firman formalmente su emancipación total da la iglesia, siendo ya muchos los talones extendidos, no obstante estar funcionando hace veinte días.
Y por último, los librepensadores de Azuaga han contribuido, aunque humildemente, con su óbolo, a cuantas suscripciones se iniciaron para los monumentos de García Vao, Chíes, etc.

Parecidos elogios hemos podido recoger en la edición correspondiente al 14 de junio de 1907, resaltando el compromiso de los azuagueños y criticando el caciquismo y conservadurismos instaurados en pueblos como Zafra y Llerena, calificando a sus naturales de “carlistones”:
“A nuestros correligionarios de Azuaga”.
Amigos míos queridos: No me engañaron los que me dijeron que los caciques de aquellos pueblos de la provincia de Badajoz que lindan con los de la provincia de Córdoba, me esperaban con las armas en la mano.
Vosotros me contestáis diciendo que no y aduciendo como razones que a los caciques los habéis vencido, y que después de San Vicente sois el primer pueblo librepensador de España.
Me ha conmovido la noticia, pero me maravilla que no conozcáis a los de Zafra. Me habló de vosotros nuestro amigo querido don José, abogado y consultor legal de minas, domiciliado en Madrid, Puente de Vallecas, en donde es concejal republicano, y actualmente residente en la estación de Berlanga.
Me dijo que los de Berlanga, de Azuaga y de La Granja de Torrehermosa, estaban bastante bien organizados, pero que los de Llerena eran casi todos reaccionarios, neos y carlistones, y que en Zafra y Llerena hubiera sido recibido muy mal por parte de los caciques, y que en Azuaga o Berlanga hubiera podido sufrir algún disgusto, lo mismo que en La Granja de Torrehermosa… 

        Siguen los elogios en la edición del 12 de julio de 1907, según el siguiente texto:
Hora es ya de que rindamos justo y debido homenaje al segundo pueblo librepensador de Extremadura. Lo sería tanto, cuanto San Vicente de Alcántara, de su misma provincia, si como en aquel pueblo valiente hubiera un sólo jefe cuyas órdenes acataran todos. En Azuaga el elemento intelectual republicano y librepensador es mucho, y no hay una figura verdaderamente sobresaliente que se ponga al frente de todos y se haga cargo del movimiento. Son todos igualmente buenos, igualmente entusiastas, igualmente desinteresados e igualmente valientes como igualmente modestos.


Volviendo al asunto principal, el del incendio del retablo, insertamos a continuación la crónica de El Motín, un semanario satírico, republicano y anticlerical publicado entre 1881 y 1926. Tenía como principio criticar la política conservadora, defender al partido republicano y luchar contra el poder del clero, recurriendo con frecuencia a la caricaturas y la sátira. Buena prueba  de ello lo encontramos en su comentario sobre el incendio del retablo azuagueño, publicado en la edición correspondiente al 28 de agosto de 1888:

Me lo notificaron a raíz del suceso, y no quise creerlo. Me confirmaron después la noticia, y dudé. Después me lo han afirmado, y aún sigo dudando. ¿Será posible que aquel magnífico retablo que albergaba entre tantos primores de carpintería fina a San Juan Evangelista, a nuestro padre Jesús y a la Virgen de la Soledad, haya sido pasto de las llamas?

Increíble me parece; mas todos aseguran que es cierto, y hay que rendirse a la evidencia. ¿Qué opinarán las devotas que contaban sus cuitas a las sagradas imágenes, les pedían consejos que ellas prudentemente se abstenían de dar, y las colmaban de obsequios? ¿Qué dirán las que costearon y elaboraron al divino maestro aquel uniforme cuajado de galones, que daba gloria verle? ¿Qué las que sufragaban continuamente los triduos, octavas, novenas y demás ejercicios piadosos que se celebraban a diario? Y, sobre todo, ¿qué dirá el cura viendo carbonizadas aquellas efigies?

Triste cosa es pensarlo; pero esos percances entibian lastimosamente la fe. ¿Quién confiará en adelante sus asuntos a santos que no saben o no quieren librarse de los incendios? ¿Quién les llevará ofrendas para que sirvan de combustible el mejor día?

¡Llora, desventurado párroco, llora! Comprendo tu dolor y lo respeto. Ni las más sentidas quejas que exhales, ni las mismas lamentaciones de Jeremías que dirijas a tus feligreses, serán capaces de ablandarles y hacer que contribuyan para sustituir con otras las imágenes achicharradas. Han perdido la fe, y aunque de tu bolsillo costeases unos santos sustitutos, capaces serían de ponerlos a prueba de fuego, para tener la certeza de que no cifraban su amor y su devoción en cosas perecederas

¡Cuán diversos efectos hubieran surtido esas llamas, si en vez de cebarse en tan venerando retablo, lo hubieran hecho en la redacción de EL MOTÍN! Entonces sí que se hubieran convencido las almas piadosas de que Dios castiga a los impíos, y, llenas de fervor, hubieran acudido con cuantiosos donativos para solemnizar con un Te Deum el justo castigo de este periódico.

Mas, ¡ay!, los altos designios de la Providencia han querido que arda la iglesia y no este antro de perversión, y ahora estos impíos dirán, como de costumbre, que se ha incendiado la iglesia de Azuaga, ardiendo completamente el retablo y las imágenes de Cristo, la Virgen y San Juan Bautista, mientras su redacción continúa sin novedad. Sarcasmo impío que hiela la sangre en las venas, y que da clara idea de que la sociedad camina... al perfeccionamiento.

 

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